Desarraigo. Resonancias de un territorio (2014) es una instalación relacionada con el período conocido como La Violencia. Es un proyecto de investigación-creación que plantea un paralelo entre la historia familiar y la historia nacional, buscando evidenciar sus cruces e incidencias. Por medio de este trabajo se aborda el tema de la memoria a partir de la articulación de distintos medios como el sonido, las esculturas en bejuco y un video performance.

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Esta instalación surge de recopilar las narraciones de la familia materna de la artista, acerca de cómo vivieron el enfrentamiento entre liberales y conservadores en la vereda de Santa Helena en el Tolima y posteriormente en Anzoátegui; cuáles fueron los mecanismos para resguardarse del peligro como el sonido de un cacho de vaca que funcionaba como alarma durante la madrugada para abandonar las casas y esconderse en el monte; qué lugares eran sinónimo de muerte debido a la presencia de cuadrillas de bandoleros. La tierra en la obra evoca un fragmento de ese territorio; el bejuco de las esculturas manifiesta las prácticas cotidianas de la región ya que con este elaboraban canastos; y los relatos orales dentro de la escultura central son los testimonios que reconstruyen esa época.

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Esta obra surgió del hallazgo de un diario de la abuela de la artista en el que se encontraban fragmentos de relatos acerca de la violencia bipartidista. A partir de esos primeros indicios y de conversaciones con sus tías, ella emprende un viaje al municipio de Anzoátegui en el Tolima y posteriormente a la vereda de Santa Helena, con el propósito de conocer estos lugares para iniciar la reconstrucción de su historia. Uno de los relatos que tuvo mayor resonancia fue el toque del cuerno de vaca, ya que en un inicio este era utilizado para llamar a los jornaleros a comer, pero con la llegada de la guerra se convirtió en un mecanismo de protección para evitar que mataran a las personas de la vereda. Es por esta razón que en el video del performance retorna a la práctica de tocar el cuerno en una cima de las montañas de Santa Helena como un intento de reactivar la memoria del lugar.